jueves, 31 de enero de 2008

La joven Rubia

Hola a todos, les contaré una pequeña anécdota que hace unos días viví en el transcurso a mi destino en el sur de la ciudad.

En el metro viajaba una increíblemente hermosa joven rubia, estoy casi segura que las palabras no pueden descubrir lo que provocaba su presencia en el interior del vagón tanto en las mujeres como en los hombres (aún así lo intentaré). En las primeras provocaba incomodidad, mientras en los segundos despertaba curiosidad, contrario al usual chiflido o lascivas palabras la belleza de la mujer provocaba absoluto silencio y algunas miradas fugaces tanto de damas como de caballeros.

Traté de distraerme mirando el correr del tren con respecto a los edificios, algo complicado por la película que cubría los vagones del metro que imposibilitaba la vista del exterior (algo más en contra de la chica rubia). Después de algunas estaciones sentada frente a ella comencé a notar que se encontraba incómoda, comprensible por tantas miradas... sinceramente me sentí conmovida y decidí concentrar mi mirada en el plateado piso.

Al llegar a la terminal desperté de mi ensimismamiento, noté con sorpresa que ella continuaba en el vagón, me levante y salí del vagón dirigiéndome hacia mi siguiente transporte abriéndome paso entre la multitud que miraba hacia la joven que ahora iba detrás de mi, llegue a los torniquetes e ingresé al siguiente transporte, para mi sorpresa la chica ahora estaba a mi lado y notaba aun más su incomodidad; decidí hacer mi viaje de pie para notar mejor la actitud de los usuarios del transporte ante la hermosa joven, muchas de las mujeres (principalmente las que sobrepasaban los 40) la miraban con melancolía, una mujer que llamó mi atención se encontraba sentada frente a esta joven y la miraba de una manera muy especial, como si recordara que ella había sido tan hermosa como la joven chica rubia. El resto de las mujeres que habían ocupado su tiempo en arreglarse palidecían y las que no habíamos pensado en arreglarnos definitivamente desaparecíamos ante esta joven hermosa, rubia, de ojos azules, delgada, alta y con un maquillaje absolutamente natural.

Los hombres la miraban encantados pero con conocimiento de lo inalcanzable que se encontraba para ellos, ninguno en todo el viaje se atrevió a mirarla, solo a admirarla.

Después de que descendió del transporte el tiempo siguió su curso y los murmullos (algunos sobre la joven) volvieron a escucharse en el vagón... y después de mirar a una pareja con enojo y asco hacia el hombre el cual había mirado y vuelto a mirar a la joven rubia mientras besaba a su novia yo solo me hacía una pregunta:

¿Para qué hay mujeres tan hermosas?........ Aun espero la respuesta.



Se despide:
Avellaneida de Caza.