La investigación científica puede ser algo muy frustrante y agotador.
Te mueves en terrenos desconocidos, como intentar salir de un laberinto a oscuras y con los ojos vendados, te das cuenta de lo ignorante que eres aunque diariamente te preparas y de lo mucho que te falta para ser un investigador de buen nivel. Ves la gran cantidad de grupos de investigación alrededor del mundo, puedes hasta tener contacto con ellos, trabajas con científicos consumados con decenas de premios y citas y patentes y piensas en lo largo del camino, pero sabes que vale la pena caminarlo. Lo intentas las veces que sea necesario, sabes que los resultados del otro equipo tienen que ser reproducibles y es que el tiempo es tan corto. Te das cuenta lo mucho que haz aprendido ya y sientes igual de extraña a la naturaleza y porque no, hasta caprichosa.
Jamás pensé que un traspié pudiera llegar a afectarme tanto, pongo el alma en el trabajo pero querer no es poder. Lo único que te queda después es el afán de saber más para mantener bajo control las variables implicadas y la esperanza de poder intentarlo de nuevo.
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