Una vez escribí este cuento para un concurso de literatura que por supuesto no gané, pero me parece que nunca se lo di a leer mas que al Caza, así que ahi va, en lo que llega otro mundial de futbol y otro concurso.
La Fuerza de los Sagrevyum
¿Listo para el partido?, preguntó Víctor a Edison, el segundo le contestó con una sonrisa.
Su equipo de fútbol llevaba ya dos semanas practicando todas las tardes al terminar las clases, se hacían llamar “los Sagrevyum” y eran siete: Bazán, Gerardo, el John, Vidal, Héctor, Edison y el Avogadro. Unos jugaban para sentirse los grandes ídolos brasileños del balón que viajaron por el mundo para llegar a su tierra convertidos en santos, otros para librarse de los efectos del cigarro y aquella molesta panza chelera, otros porque no tenían nada que hacer en la tarde.... pero al final, todos eran apasionados del fútbol.
A las 4:00 p.m. de aquel martes de Febrero jugarían su primer partido, el padre de Gerardo
les patrocinó las camisetas anaranjadas y los balones, estaban sumamente animados, hasta la novia del Avogadro llevó una matraca, una trompeta y una voz que hizo sonar la porra de los sagrevyum como ninguna. Tenían que ganar ese partido y convertirse en ese torneo en los campeones de la Facultad.
Jugaron contra “Las Morsas”, tipos bastante grandes, fuertes y temperamentales, “vas Gerardo” dijeron los demás, era el único que podía competir con ellos gracias a sus cien kilos de Power.
Pitido inicial, a los dos minutos gol a favor de los sagrevyum gracias a un pase entre el John y Edison; el buen Bazán, inspirado en su héroe Maradona se llevó a dos jugadores y al portero anotando uno más. En el final del segundo cuarto, las morsas resoplaban de frustración; en el medio tiempo, el cerebro de su equipo les dio las claves para romper la estrategia del sagrevyum, a finales del último cuarto el marcador era 2 a 2, los jugadores corrían y corrían arrastrando los pies, agotados. Con renovada fuerza y poco sentido común Vidal corrió con el balón dispuesto a anotar, a la velocidad de una flecha llegó al area chica y ¡¡zas¡¡, chocó con una morsa 15 cm más alto, voló dos metros y salió lesionado del partido, la morsa se alejó riendo.
¿Estás bien?, escuchó Vidal que una chica le preguntaba, Si... aaa....aa....a..., era una joven realmente hermosa, alta y delgada, ojos color miel y las sonrisa más maravillosa que había visto, ¡¡ánimo Sagrevyum¡¡ atinó a decir mientras agarraba el color de un tomate, al tiempo que Gerardo pateó el balón con fuerza, rebotó en el marco superior de la portería, luego en las manos del portero y por último en la red. El árbitro dio el silbido final, ganaban el partido por un sólo gol.
Estaban felices. Toda la semana hablaron del partido, narrándolo a quien se dejara, dando razones místicas al gol que anotó Gerardo y riendo del vuelo de Vidal, aquél no dejaba de pensar en esa chica. “Se llama Ana y es novia del que te volvió águila del américa”, le dijo su amigo el Avogadro.
En el torneo había solamente ocho equipos con tres rondas, esta vez jugarían contra sus archirivales del semestre anterior, “Los Quarks recargados”. Héctor, el portero, les recordó la derrota pasada y los citó una hora antes para una curiosa práctica de meditación Zen. Cuando estén dentro, olvidarán todo, el mundo desaparece para ser sólo ustedes y un balón, no hay nada más, ni trabajo, ni novias, ni extraordinarios de mate. Si, y acuérdense que el balón es su amigo, no pudo resistir burlarse Edison.
Jugaron por la mañana, un día soleado a una hora en la que casi todos estaban en clase. Las canchas vacías, el sonido del viento, los equipos se miraron casi con solemnidad; el viento dejó de mover las hojas, un silbido cortando el silencio.
!!Estamos en la final, nos vamos al mundial¡¡ gritaba el sagrevyum por los corredores de la Facultad, ganaron por un marcador de 6 a 3. Héctor ya en el suelo, paró dos goles con las ganas de los primeros anfibios al subir a tierra. Víctor se lució con 3 goles, Vidal anotó 2 y el de la coronación lo dio Avogadro. “Que buen horario escogiste Edison, de todos modos ni quería entrar a Química”, dijeron los demás;“Felicidades muchachos, sólo por su victoria les voy a aplicar hoy el examen del día que no vinieron” les dijo la profesora.
Cosas buenas les sucedieron, tres chicas invitaron al John a salir, hecho nunca creíble; la mamá del Avogadro por fin confió en la palabra de su hijo cuando decía que iba a entrenar, Edison podía dar diez vueltas al campo sin cansarse... con su nueva bicicleta, Vidal vió a Ana un par de veces y por su nerviosismo nunca se dio cuenta que ella volteaba a verlo.
Inició el mes de Marzo y con él toda una secuencia de cambios climáticos impredecibles, lluvia, sol abrasador y frío glacial; “Ya no sé que me va a dar, si gripe o una deshidratación” decía Edison. A pesar de los castigos del clima continuaron las prácticas durante la tarde, vaya que se habían vuelto mucho mejores jugadores que en su primer partido, algunos de ellos hasta dejaron el cigarro. Jugaban como uno solo, defendían la portería como el dragón a su tesoro y eran más rápidos y certeros que el camaleón.
Cuando fueron a ver el horario de juego se alegraron, sería el viernes a las 12:00 a.m. , perfecto para ir a celebrar, si es que ganaban. Sagrevyum contra “Los perros del mal”, los animaban sus compañeros por los corredores de la escuela, de alguna manera se ganaron su respeto; la final ocupaba tres cuartas partes de su cerebro, por suerte tampoco era periodo de exámenes o la habrían pasado mal.
La última tarde de juego, después de horas y horas de corretear el balón, quedaron exhaustos, tirados, con barro en la cara y una gran sonrisa. “No ma we (dijo Bazán) el fútbol es el deporte que hace a los niños hombres, y a los hombres niños de nuevo”, “Ya los antiguos (dijo Vidal) practicaron el juego de pelota y era su orgullo ganar para ser sacrificados, es una pequeña parte de nuestra herencia prehispánica”, “Yo no sé (dijo Victor) que sería de éste país sin el fútbol y la virgen”, “Pues sea lo que sea (continuó el Avogadro) a mi me alejó del vicio y me dio muy buenos amigos”; siguieron platicando hasta que obscureció, para ir a sus casas a soñar lo que sería mañana.
“Es el día” se dijo el John al despertar, mientras un torrente de emociones surgía de su interior, preparó todo, salió de su casa emocionado, casi apurado por llegar a la Facultad.
Un par de clases, muchas personas se dirigían a las canchas, ¿dónde están los jugadores? preguntaban. Los sagrevyum trazaron su plan de acción y llegaron puntualmente, los perros del mal ya los esperaban, vestidos de negro y mostrando sus notables habilidades.
Vidal pudo ver a Ana entre las primeras filas de la tribuna (en realidad, había terminado con su novio hace tiempo), sus compañeros y él se encontraban sumamente nerviosos, Héctor al verlos les dio un pequeño discurso, fueron las palabras adecuadas ya que se tranquilizaron y entraron con valentía a la cancha.
Saludaron al árbitro y el momento llegó, el que tanto esperaban, ahí frente a sus ojos.
Los perros del mal dominaban muy bien el balón, como si lo hicieran con las manos, fueron los primeros en aventurarse al área chica, con facilidad rompieron la defensa del sagrevyum y sorprendieron al público quien los ovacionó con locura por los dos goles que anotaron.
Menos mal que los sagrevyum aprendían rápido, ya en el segundo cuarto lograron anotar un tanto y evitar que les siguieran agujereando la portería, ésta vez no era sólo la matraca de la novia del Avogadro apoyándolos, sino el bote con piedras del padre de Gerardo, los provocadores letreros de los hermanos de Héctor, las porras rimadas de Ana, las variopintas voces de los amigos de Bazán y los equipos vencidos por los perros del mal.
Un corto descanso y regresaron los jugadores renovados, Gerardo logró anotar un gol pegándole al balón con el ángulo, la fuerza y en el lugar exacto, en su festejo fue a marcar su territorio en la portería de los perros del mal, que no estaban muy contentos. De nuevo le pasaron el balón a Gerardo quien muy confiado y casi a punto de anotar no se dio cuenta de las malas intenciones de un jugador que le llegó duro y a la espinilla.
!!Orale porcinos, jueguen bien!!, gritó Edison, Gerardo en el piso ya no podía jugar, recordó jefecitas y salió del partido; les costó caro a los perros del mal aquella llegada, un penalti y un gol a favor de Sagrevyum.
En el último cuarto los jugadores del sagrevyum estaban confiados, iban un gol adelante y por lo mismo se equivocaron, del otro equipo se coló un jugador que pasó el balón por entre las manos de Héctor hasta la red; silbó el árbitro.
“Nos jugamos todo en unos penaltis, no la fallen cabrones” dijeron en cada equipo.
Nueve veces se pararon las respiraciones de los espectadores, los más sensibles se taparon los ojos, sagrevyum anotó todos los goles, tan sólo faltaba un tiro por parte de los perros del mal.
Héctor vio fijamente a los ojos al jugador, lo sintió dudar y supo en ese momento para donde, el balón a 100 km/h se dirigía con seguridad a la red, casi como un reflejo Héctor se movió a su encuentro, en cámara lenta el balón golpeó a Héctor en la boca del estómago y se alejó de la portería; el puño en alto, el sonido de las trompetas y la alegría de cien gargantas.
Habían ganado el partido, se metieron los siete a la cancha, cargaron a Héctor, “dejenme respirar cabrones”, felices de la vida escucharon las porras de quienes los acompañaban, recibieron los trofeos, bailaron, se cargaron todos y entre todos; en fin, hasta lloraron, cosa que el fútbol puede hacer, que el hombre exprese libremente sus sentimientos.
Sobre ese semestre no hay más que decir, salvo que pasaron bien sus materias y que después de esto Vidal fue suficientemente valiente para invitar a salir a Ana, y créanme, valió la pena.
El Gavilán 2006
2 comentarios:
Cierto, muy cierto... Solo yo habia tenido el gusto de leer la historia futbolistica.
Hace dos años que ocurrio y por eso te dejo de tarea, redactar un cuento de una o dos cuartillas, para entregarse la siguiente semana.
Pero ya veremos... Comienzan las oliletras.
caza
Felicitando "al GED" por hacernos sentir LA PASION DEL GOOOOOOOOOOOOLLL!
y sospecho que vas a ganar jeje nadie más participa... que nos pasa? mmm voy a ver que tengo entre mis papeles curiosos. Saludos y gracias por el cuento!!!
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