martes, 9 de septiembre de 2008

Los Únicos

Si, si... Este cuento ya lo habia escrito hacia algun tiempo... Pero, como todo crece, esta historia tambien crecio (incluso le salio un nuevo final). Espero la disfruten y si ya la habian leido... Vean si mejoro o es peor que antes...

Saludos fraternales

caza
Quiero Comerme Un Helado
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Los Únicos

Dos amigos: Jesús el mas fornido y alto de los dos; Gabriel mas delgado, pequeño y también mas tímido; ellos y un selecto grupo de ciudadanos de Griselans fueron invitados a una reunión espiritista, eso era nuevo en su ciudad. Griselans era una ciudad muy tradicionalista, con unos monumentos arquitectónicos magníficos y la envidia de las ciudades vecinas; pero no contaba con religión, solo con fundamentos muy estrictos, que todos acataban sin quejarse.

Los amigos que no pasaban la mayoría de edad fueron permitidos en esta sesión por ser muy cultos y doctos; llegaron temprano y tomaron los lugares asignados por el anfitrión de tan notable acontecimiento; pasaron varios minutos, ninguno de los presentes hablaba, estaban a la expectativa de lo que fuera a ocurrir. Por fin las luces del salón fueron disminuyendo su intensidad, hasta dejar en la penumbra a la concurrencia reunida e impaciente.

El anfitrión dio las siguientes reglas, básicas para todas las reuniones de este tipo:
1.-No interrumpir a la espiritista pues esta necesitaba bastante silencio para entrar en trance.
2.-No conversar mientras durase la sesión.
3.-Y que si de alguna forma les llegase a parecer ofensivo, retirarse de la sala en el más absoluto silencio.

Todas las reglas se acataron muy bien como después se dijo. El espectáculo esotérico comenzó con una explosión y una cortina de humo que según algunos olía a canela; todos impacientes callaron, para esperar la aparición de aquel misterioso ser, que desde hacia días se comentaba que tenia parentesco con una vieja ciudadana muy callada, la que alguna vez había atrapado una comadreja que había espantado a un niño de la ciudad, y decidió castigar a la comadreja amarrándole muchos cascabeles.

Al aparecer la adivinadora, la mayoría se decepciono por que la mujer llevaba el rostro tapado con un gran trozo de tela bordada con hilos dorados; pero a otros espectadores les encanto que estuviera oculta tras esa tela, para aumentar el misterio.

La mujer que era muy joven con unos ojos muy bellos, comenzó saludando a todos con un ademán y unas palabras en lengua extranjera que solo los dos amigos entendieron, pero Gabriel le preguntó a Jesús que era lo que había dicho, porque no lo comprendió completamente. Jesús no quería quedar en ridículo o peor aun que los criticaran por romper las reglas de la sesión, así que aparento no escucharlo. Gabriel se decepcionó un poco pero volvió a aparentar interés en eso que el tomaba como una necedad.

La vidente tomo asiento en su lugar establecido en el centro de la sala para que el publico la observara mejor; bebió un liquido extraño en una copa dorada con incrustaciones de piedras preciosas, al acabar de beber tal liquido, cerro los ojos e inclino la cabeza para atrás para recargarla en el sillón; empezó a ponerse su rostro de color rojo y le comenzaron a temblar los brazos; muchos de los presentes se pusieron nerviosos, pero quietos, miraban a la “atacada” como después se dijo; después de este trance, la vidente se puso de pie, camino unos cuantos pasos y hizo una reverencia frente a Gabriel; todos estaban asombrados, pues no esperaban algo semejante. La vidente dijo con voz tan fuerte que parecían gritos _en esa ciudad estaban prohibidos los gritos y las malas palabras en público_ todos quedaron pasmados por tal efusión al hablar pero permanecían callados y expectantes.

La mujer dijo:
-Permítame la audacia de preguntar el porque de su visita en este recinto
-Pero…-Gabriel no sabia que contestar-
Haciendo un gesto de miedo la mujer se arrodillo y paso los brazos por sobre su cabeza como si fuese a ser golpeada y tratase de cubrirse ante tal embate. Gabriel rápidamente se puso de pie para ayudar a que se levantase y para que el público no pensara que en verdad la iba a golpear.

-Señora… Permítame ayudarle. ¿Se encuentra bien? –Pregunto con un tomo preocupado que trataba de evitar para no alarmar más a los presentes-
-Perdón Señor, perdón… –repitió la vidente de nombre Beatriz-
-Pero… Disculpo lo que le me hizo, señora –Ni el entendió, porque dijo esto-. Puede ponerse de pie.

Beatriz se puso de pie inmediatamente y sacudió sus rodillas del polvo que tenían y se dirigió a su asiento para sentarse, Gabriel pensaba hacer lo mismo pero al poner una mano en el descansa brazo la mujer grito de horror (hacia mucho tiempo que los abuelos de los presentes habían dejado de oír ese tipo de gritos) los presentes no sabían que pensar o hacer, unos se pusieron de pie para salir del recinto, otros permanecían estáticos en sus asientos.

Al segundo grito de la señora la mayoría se dirigía al perchero para tomar sus abrigos e irse de esa sesión impúdica, pero al oír eso de nuevo voltearon para ver a esa mujer. Vieron como la señora caía al suelo como fulminada por el cansancio; entonces regresaron para ayudar a la desafortunada; Gabriel ya había reaccionado y se acerco a esa señora con una expresión de incredulidad, la tomo de los brazos y la deposito en su asiento, trato de despertarla pero no conseguía nada así que pidió que trajeran al medico.

La mayoría de los presentes se quería ir, pero no podían por que las reglar de honor no se los permitía; Alejo, el anfitrión de aquella ocasión, les ofreció oporto para tranquilizarlos, que recibieron con gusto. Todos ya estaban más tranquilos cuando llego el médico de la ciudad; este era enorme y muy alegre, de nombre Arturo.

-Doctor, que bueno que llego, porque no sabemos que le pasa a la mujer que esta recostada en aquel sillón –le dijo Alejo señalando el lugar donde se encontraba Beatriz recostada-
-Si, ya la veo; si que es bella la dama, no lo cree así mi buen Alejo.

Alejo estaba muy preocupado para tomar en cuenta las palabras de aquel buen hombre; y lo hizo apresurarse para ir hasta donde se encontraba ella. El doctor al ver a la paciente se rasco la cabeza (escasa en cabello) y meditándolo un poco, saco de su maletín un estetoscopio y se lo colocolo a los oídos; tomándolo lo acerco al pecho de la dama, en ese momento la mujer grito muy fuerte, el doctor se retiro alterado y un poco temeroso de esa mujer que le había provocado un inmenso dolor en los oídos.

Gabriel se acerco de nueva cuenta a Beatriz y le dijo en voz baja.
-Ya se encuentra bien señorita…
-Si, gracias, es usted muy amable. –Pudo contestar la mujer, puesto que ya había salido de su trance-
-Debería ir a descansar, madame. –Dijo con tono amable Gabriel-

La mujer se levanto un poco alterada e intento dar unos pasos para salir del salón, pero no pudo seguir y casi cae al suelo sino es que Jesús, que no había participado en nada, la tomo de los hombros e impidió que se derrumbara. Gabriel respiro hondamente para tranquilizarse, pero no podía.

Beatriz fue llevada a su habitación por Alejo y Arturo; al llegar ahí se recostó en la cama y llamo a que trajeran a Gabriel y Jesús para agradecerles; Alejo le comento que mejor seria que descansara primero y cuando ya estuviese recuperada podría recibirlos. Beatriz le hizo caso solo cuando le hizo prometer a Alejo que en verdad los traería ante ella. Alejo, un poco intrigado por tal petición solo le contesto que lo intentaría.

Regresó al gran salón donde solo quedaban Jesús y Gabriel, los únicos de aquella reunión tan esperada; Alejo, tronándose los dedos (algo que disgustaba mucho a Jesús) se acerco a los dos que estaban de pie a la expectativa, y les comunico los deseos de aquella mujer; los dos se miraron a los ojos e hicieron una mueca de extrañeza que cualquiera hubiese pensado que era un gesto de disgusto.

-Mi buen Alejo, crees que sea prudente verla de inmediato. -Al fin hablo Jesús-
-No, lo dudo, mas sin embargo… supongo que seria mejor que volviesen mañana muy temprano, pues Beatriz partirá a las 10:00am, como quedo acordado en su contrato. –Dijo Alejo ya calmado y pensando en que la situación había mejorado-
-Esta bien, me parece muy buena la forma en que tomaste todo esto, pues si hubiese pasado en mi apartamento, me hubiese puesto un poco histérico _aunque se había dicho según estudios médicos del pasado, que la histeria solo les podía ocurrir a las mujeres, Jesús pensó que eso era solo un mito y no le importo expresarse de esta forma_

Gabriel no soportaba mas el estar en esa habitación, sentía que se sofocaba, empezó a ver a sus amigos en espiral, pues estaba muy mareado, casi vuelve el estomago, pero se contuvo, pues de haberlo hecho seria una burla para todos al ver que le sucedían cosas de chiquillos.

Alejo el bonachón de siempre, pregunto si se encontraba bien al ver que no le respondía y solo inclinaba la cabeza, así que mando alcanzar al medico que se había marchado hacia poco tiempo; uno de sus criados lo alcanzo en la plazuela de Griselans. El medico empezando a sospechar de que se tratase de una epidemia, mando pedir un Taxi-Sliz (Estos Taxis superaron a los antiguos, por su eficiencia y velocidad).

Al entrar al magnifico patio de la mansión perteneciente a la familia de Alejo, pidió que se le abonara el viaje a su cuenta. El viejo entro corriendo _solo una expresión, pues solo podía trotar por su obesidad_ y preguntando a todos los criados el lugar exacto donde se encontraba Alejo; uno de estos criados le informó que Alejo traslado a Gabriel a la habitación contigua a la de Beatriz; entonces troto aun mas rápido, pero tropezó son una mesita que al empujar hizo que cayera y se rompiera un jarrón con tulipanes, lo que despertó a Beatriz, que maulló como un gato; Arturo no sabia a donde ir primero pues en las dos habitaciones había enfermos graves (según lo que el se imaginaba). Tratando de levantar aquel desorden, vio frente a el, una puerta que se abría sin que nadie estuviera tras de ella empujando, pero aun así, fue tras la puerta abierta _tan grande era su preocupación por la supuesta epidemia_, aunque no sabia de quien era la habitación, entro y vio reposando tranquilamente a Beatriz, en una posición cómoda y reconfortable. Arturo descubrió que no le pasaba gran cosa puesto que la vio muy tranquila, así que se dirigió a la habitación donde habían llevado a Gabriel.

Tocó tres veces la puerta y esperó que se le fuese permitido el acceso, hasta que al fin Alejo abrió un poco la puerta, solo para que Arturo entrara… Después de analizar a Gabriel, les pronuncio unas líneas que sabia de memoria de una novela muy popular por aquellos lugares:

-“A mi fe que este enfermo solo tiene cólicos y no sornicos” _un dolor muy intenso que es provocado por lactobacilos perezosos_
-No bromee Arturo.-Pronunció Alejo un tanto intranquilo-
-Será mejor que no lo muevan si no quieren ser bañados en jugos gástricos. –Dijo Arturo soltando una gran risotada-
-Le digo que no bromee, pues no me siento muy tranquilo.-
-Bueno, resulta que si tenemos epidemia, pero usted no se preocupe, pues el preocuparse es solo para los jóvenes que van a hacer sus pruebas en el colegio- Volviendo a reír-

Al fin todos estaban tranquilos, pues el doctor se había retirado hacia ya media hora, dejando ordenes claras de que no se les permitiera a ninguno de los pacientes mover siquiera un dedo. Y una orden muy clara para todos: Que se relajaran pues no era nada grave; así que Alejo y Jesús dejaron descansar a los pacientes.

Jesús alegaba que aquella expresión de debilidad corporal era simplemente por estar en esta ciudad que era la más alta del país y que no era nada grave, pero aun así tuvo que acatar las órdenes del médico y no molestar a Gabriel.

Pasaron varias horas antes de que Gabriel consiguiera conciliar el sueño, solo podía pensar en lo que le había dicho Beatriz en aquella sala, pues era verdad que se consideraba el mas importante; pues había estudiado mas y era mas sagaz en todos los aspectos, pero al fin pudo reposar en aquella gigantesca cama.

En la sala Alejo y Jesús se despedían, pues estaba claro que ellos no podían hacer mas que esperar; Jesús se retiro con gran extrañeza pues nunca había visto tales acontecimientos; este se despidió de Alejo un poco intranquilo y al notarlo en este estado el buen anfitrión le dijo en voz tranquila y serena que no había de que preocuparse que el se encargaría de todo hasta que estos recuperaran su buena salud. Jesús no muy convencido se retiro.

Gabriel despertó y viendo aquel techo desconocido, no recuerda muy bien que le sucedió pero siente a una persona sentada en el borde de la cama y dirige su mirada hacia ese lugar, descubre que se trata de Beatriz, la permanece viendo un tiempo hasta que decide hablar.

-¿Ya se encuentra bien, madame?- Le pregunta-
-Si claro, pero lo que más importa es que usted se encuentre bien, pues es el único que importa… -
Al acabar de pronunciar estas palabras inclina su cabeza y extiende su brazo para poder tocar con sus dedos la mano de Gabriel, este al ver esta acción retira rápidamente su mano y dice:

-¿Por qué dice esto mi buena dama?-
A lo que responde Beatriz:
-Pues por que usted salvara el mundo…
-¿Qué? –Pregunta Gabriel empezando a preocuparse-
-Se que no lo comprende y es comprensible, pues yo también me alteraría ante tales palabras, pero no preocupe su corazón pues debe estar tranquilo para llevar a cabo tal misión- Le responde Beatriz y se pone de pie para retirarse a su habitación-
-No se puede retirar así sin decirme nada mas, espere para que me explique tan repentina misión que se me a encomendado y quien lo a hecho

Beatriz parecía que no lo escuchaba, pues se retira apresuradamente de esta habitación y deja al pobre de Gabriel solo con su desesperación por haber escuchado aquellas palabras que aunque le gustaban; pensaba que a su amigo Jesús no le agradaría pues Gabriel, siempre se había sentido el salvador, pero si le explicaba eso a Jesús, este se volvería loco, incluso agresivo… El lo sabía… así que, como explicar tal acontecimiento; no, no se podía.

Gabriel se recupero pronto, puesto que solo había sido un malestar pasajero, nada que no se curara en reposo absoluto; así que se preparo para ir en busca de su amigo, salio de la habitación y camino por el pasillo, bajo las escaleras y vio frente a él al buen Alejo que se encontraba en el comedor muy pensativo y preocupado por tener a dos enfermos graves en su casa _ O eso pensaba Alejo, pues no consideraba lo dicho por su amigo el medico_. Gabriel se acerco a el. Alejo de un brinco dejo la mesa donde se encontraba y sin decir nada, escucho lo que Gabriel le dijo:

-Tengo que retirarme rápidamente pues tengo que hablar con mi buen amigo Jesús.- Dijo Gabriel muy preocupado-
-¿Pasa algo grave que yo deba saber?, ¿le puedo ayudar en algo?- Dijo Alejo intrigado por lo dicho por Gabriel-
-No, lo que pasa es que… Nada, no se preocupe-

Y se despidió de su anfitrión diciéndole lo muy agradecido que estaba por su gran ayuda y que sin él, el mundo seria distinto, y partió de la vieja mansión; afuera lo esperaba un Taxi-Sliz que había pedido algún criado.

Al subir le dijo al chofer que lo llevara a la Universidad, pues Gabriel sabia que solo ahí se podía encontrar su amigo. El viaje no duró mucho tiempo, pago el importe y despidiéndose del chofer con gesto amable aunque en el fondo de su ser no se encontrara tan afable, bajo del Taxi-Sliz. Subió la gran escalinata y abrió una pequeña portezuela que conducía a una sala privada, hecha exclusivamente para ellos, donde encontró a su querido amigo analizando unos antiguos fósiles encontrados en la región del Japón. Jesús no se percato de que Gabriel había entrado hasta que se acerco lo suficiente a la mesa de estudio, y le dio unas palmaditas a Jesús, él volteo y se sorprendió de ver tan revitalizado y fuerte a su amigo, sin reparar en que estaba tan preocupado. Gabriel hablo así:

-Amigo mío, espero no turbarte con lo que os voy a pronunciar-
Jesús no pronuncio nada y Gabriel continuo:
-Sé que el gran sueño tuyo era ser el gran héroe y el salvador de la raza, es lo único que esperabas y tenias la seguridad de que serias tu, como llegamos a leer en aquellas tablas antiguas encontradas en el desierto, ¿recuerdas que decían?...-
Jesús solo asintió con un movimiento de cabeza y no pronuncio nada.
-Pues veo que estas líneas que leímos hace ya tantos años se vuelven realidad y espero que no ofendáis por esto que diré…-Inclinó la cabeza un momento y prosiguió- Pues tengo la certeza de que tu, mi buen amigo, no serás aquel y que yo sí lo seré… Ahora espero que me digas algo pues no se que hacer.

Después de un momento al fin hablo Jesús:
- Pues aunque se que tu no podías decidir y de haber podido negarías tal responsabilidad, y que fue el destino el que te lo impuso a ti y aunque eres mi gran amigo no lo consiento y me ofende y déjame decir que no necesito falsa amabilidad y que si no puedo llegar a ser tal, solo me queda decirle adiós a este horrible mundo.

-No puedo creer que pienses en tal estupidez, ni siquiera es una importante…- Pero sin acabar de decirlo vio como su único y mejor amigo tomaba el bisturí que se encontraba en la mesa de trabajo y con el, intento atacar a Gabriel, que lo único que pudo hacer fue retroceder, hasta chocar con una mesilla metálica que rodo por el laboratorio y choco con un alto estante, del cual cayeron algunos frascos y objetos extraños, parecidos a riñones.

Jesús se abalanzo a Gabriel y casi le entierra el bisturí en medio del vientre, pero Gabriel, rápidamente se giro y el arma, solo le hizo un profundo corte en el costado.

Viéndose cercado por los ataques de su amigo, Gabriel, tomo la ofensiva y con una probeta de gran tamaño, embistió a Jesús. Este al ver que sus ataques comenzaban a ser respondidos, retrocedió aun más y resbalo con uno de esos objetos con forma de riñón. Al caer, su cabeza golpeo la esquina de la mesa de trabajo y quedo inconsciente.

Gabriel, al ver esto, dejo su probeta y se acerco rápidamente a donde había caído Jesús. Lo vio inconsciente y sangrante, así que lo llevo rápidamente a la enfermería, donde le aplicaron los tratamientos necesarios para su rehabilitación. Gabriel, después de dar una breve y mentirosa excusa de lo sucedido, volvió al laboratorio.

Entro y miro la mesa de trabajo, donde hacia unos momentos Jesús trabajaba; lo que vio, le sorprendió tanto que casi se cae de la impresión con otro de esos objetos con forma de riñón.
Era sorprendente, no podía creer que su amigo, estuviese haciendo eso… No lo creía y no lo aceptaba. Se acerco a la mesa y tomo el recipiente, lo llevo hacia donde un mechero ardía y lo quemo… Sin ningún tipo de remordimiento.

Lo que estaba haciendo Jesús era imperdonable, era jugar a ser dios…

No podía permitir que siguiera con esto, así que decidido, fue a la enfermería y le pondría fin a su amigo… No podría dejar que siguiera con esos experimentos prohibidos. Tenia que acabar con esto, antes de que ocurriese lo que sabía que ocurriría.

Es extraño, como puedes cambiar al mundo, es extraño que con solo una acción, cambies el destino del mundo y de ti mismo. Así es como sucedió que, con una sola acción, Gabriel cambio al mundo. No estoy seguro de si lo salvo, pues eso solo lo sabe el hacedor, pero esperemos que en verdad lo haya salvado. Esperemos que si.

“Hay quienes se ciegan a todo y solo ven sus razones, que aunque sean estúpidas y sin ningún sentido, las creen mas verdaderas que la propia vida…” Esto pronuncio Gabriel en la tumba de su mejor amigo.

caza
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Saludos
Disfruten la vida

2 comentarios:

Dr. David Atahualpa Contreras Cruz dijo...

Compadre¡

Veo la influencia que los libros de Myst ejercieron en ti.Veo también que te gustan mucho las historias de elegidos y salvar al mundo, que bueno que ya no estamos en la Inquisición, ni en Springfield(yo ya no era nerd).

Espero ansioso el día en que nos invites a tu facultad a tomarnos unas kawasakis.

caza dijo...

Myst?

Como crees? (eso significa que ya los leiste por fin? o como? o que?)

Saludos...

caza
salud hic!