Solo un extracto:
-¿Qué otras cosas aprendías allí?
-Pues aprendía Histeria, histeria antigua y moderna. También Mareografía, y dibujo. El profesor era un congrio que venía a darnos clase una vez por semana y que nos enseñó eso, más otras cosas, como la tintura al boleo.
-¿Y eso qué es? -preguntó Alicia.
-No puedo hacerte una demostración, ya que ahora estoy muy baja de forma -respondió la Falsa Tortuga. Y el Grifo, como él mismo podrá decirte, nunca aprendió a tintar al boleo.
-Nunca tuve tiempo suficiente -se excusó el Grifo. -Pero sí que iba a las clases de Letras. Y teníamos un maestro que era un gran maestro, un viejo cangrejo. -Nunca fui a sus clases -dijo la Falsa Tortuga lloriqueando-, dicen que enseñaba patín y riego.
-Sí, sí que lo hacía -respondió el Grifo. Y las dos se taparon la cabeza con las patas, muy soliviantadas.
-¿Cuantas horas al día duraban esas lecciones? -preguntó Alicia interesada, aunque no lograba entender mucho qué eran aquellas asignaturas tan raras, o si es que no sabían pronunciar. Tintura al bóleo debería ser pintura al óleo, y patín y riego serían latín y griego, pero lo que es las otras, se le escapaban.
-Teníamos diez horas al día el primer día. Luego, el segundo día, nueve y así sucesivamente.
-Pues me resulta un horario muy extraño -observó la niña.
-Por eso se llamaban cursos, no entiendes nada. Se llamaban cursos porque se acortaban de día en día.
Eso resultaba nuevo para Alicia y antes de hacer una nueva pregunta le dio unas cuantas vueltas al asunto.
Por fin preguntó:
-Entonces, el día once, sería fiesta, claro.
-Naturalmente que sí -respondió la Falsa Tortuga.
-¿Y el doceavo?
-Basta de cursos ya -ordenó el Grifo autoritariamente. -Cuéntale ahora algo sobre los juegos.
caza
patín y riego
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