martes, 9 de agosto de 2011

Los libros de mi vida


Ha habido un libro (realmente una trilogía) que ha rondado mi mente desde hace muchos años, pero no he querido plasmar ninguna palabra de estos compendios; la razón es simple, no quiero terminarlos y no quiero hacerlo porque esto temo: será la razón de mi mayor sufrimiento.

Es extraño tener certeza de esto; es lo mismo que aquella historia que impedía al artesano construir un crucifijo, pues al terminarlo tenía la certeza de que fallecería.

Y aunque en este caso no temo mi propio deceso, si temo algún final trágico de las personas que más amo; o lo que es peor, un final triste y melancólico.

Supongo que cualquiera podría y debería escribir sobre sus padres, y seguro estoy de que serían sendos compendios, llenos de sabiduría y grandes escenas; libros obligados a ser leídos, para disfrute y para enseñanza.

Sin parecer ostentoso diré que esta trilogía que en mi mente se fue uniendo de tal forma que no pude evitarla, por más que lo intente; es lo mejor y más valioso para mí.

Honro y compadezco a los que son capaces de escribir sobre estos seres, pues es un increíble premio a sus vidas, pero es ponerles punto final a sus vidas y enseñanzas. Estas jamás terminaron y jamás terminaran con el punto final.

Pues si aprendimos a no cruzar la calle en luz roja es por ellos. Es cierto que esa enseñanza no terminó el día que se nos fue instruidos, si no que continuo en nuestras vidas, y continuará en la que sería su tercera encarnación, cuando nosotros enseñemos esta sabiduría a nuestros propios hijos.

Sería injusto además, encerrar en unas cuantas hojas; por muchas que fueran, todo el ser, todo el amor, toda la vida que nos hayan dado. Es necesario demostrar cada día y a cada momento lo que aprendimos, tal vez no con ellos (insisto que en que les agradezcan), pero si honrándolos, a cada oportunidad denle el verdadero crédito a lo que hagan. Es verdad que será con su fuerza y su valor con lo que lograran su meta, pero será con el impulso que ellos les dieron.

Sería fácil, a la vez que totalmente complicado plasmar los acontecimientos y las enseñanzas en pequeñas historias cortas, con un matiz de fábula o de máxima. No sería justo recordarlos por solo esos momentos.

También tuvieron malos momentos, como todos; y como todos, algunas veces tuvieron las respuestas acertadas y otras no la tuvieron. Pero siguieron adelante cargando esa pesada carga con ellos.

Ahora que intento comenzar a escribir sobre lo que recuerdo de sus enseñanzas, las historias se me agolpan en mi mente; todas quieren salir al mismo tiempo, todas quieren ser primordiales.

Las noches mientras tomábamos café caliente mientras comentábamos los sucesos cotidianos; realmente no había grandes enseñanzas en estos momentos, pero sin duda son algo que recuerdo con muchísima tristeza y con muchísima felicidad… Mi madre sentada en un sillón tejiendo con ganchillo: blusas, trajes para bebes, o para iconos religiosos; mi padre en un costado, con la mirada perdida, como recordando; como si mirara para adentro, algunas veces dando voces por alguna noticia mala a su forma de ver el mundo.

Yo por mi parte, mirándolos y forzando a mi mente a recordar cada detalle de ellos, cada gesto y cada palabra; tratando de encontrar el hechizo para que permaneciéramos juntos en estos momentos.

Recordar cuando era mucho más joven, recordar como intentaba conocer el mundo en que vivía; sé que en aquellos momentos para mí solo era una curiosidad pasajera, pero ahora que analizo lo que me hizo ser lo que soy; descubro sorprendido, como mis padres me jugaban malas trastadas; porque consientes de mí, sabían que tenían que hacerme aprender todo lo que se pudiera.

No sé cómo escribir estas historias, no sé cómo darles el valor justo a mis padres y no creo saberlo nunca.

Sé que para muchos el leer esto puede ser tedioso, puede ser irrelevante. Pero es algo que mi corazón me exige hacer, solo que todavía no consigo el valor de ponerle punto final a estos libros.

Si se están preguntando en el contenido, si se están preguntando porque son tres los libros de mi vida; todas tienen una respuesta muy sencilla.

La primera es el contenido, este es el que desde siempre he escuchado, el que prácticamente me han dictado, son aquellas historias que he escuchado y con las que he aprendido.

El motivo de que sea una trilogía es también tema sencillo. Para mí, la vida solo es posible gracias al libro de mi madre, el libro de mi padre y el libro de mi familia. Obviamente este último inicia cuando los dos libros anteriores acaban, o mejor dicho, cuando estos se unen en un gran libro del que solo soy una pequeña parte, la última de las partes.

Mi libro, en el que figuro; espero que algún día se una a otro y así conformar un gran compendio.

Espero aunque sea, escribirles algo bello algún día y que consiga una sonrisa de ellos, espero que eso que escriba no lo haga sobre una fría piedra, al lado de una fecha.

Caza
escribiendo

No hay comentarios.: