miércoles, 10 de agosto de 2011

Pavel Beilin - Una gran familia



Ediciones en lenguas extranjeras. Moscú 1954
Traducción de la novela de igual título, de la edición rusa publicada en 1953 en Kiev por la editorial ucraniana "Soviétski Pisátiel"


Ahí está la diferencia entre los científicos y los arquitectos -terció Raísa Mujtárovna-. El arquitecto no puede construir los pisos superiores hasta que no echa los cimientos. Con el hombre de ciencia, la cosa varia. Por ejemplo, los médicos ignoran la causa de muchas enfermedades, sin embargo, pueden vencerlas. En ciertos casos, esto es necesario explicárselo a los pacientes...

En nuestro país, la asistencia médica no está mancillada por ningún afán de lucro. Curamos basándonos en las conquistas de la ciencia moderna, y no explotamos la ignorancia de los enfermos. No necesitamos, como los médicos burgueses, de la fe ciega del paciente. Sin duda, la ilustración de dichos enfermos perjudicaría los intereses materiales de estos médicos.

En Polonia, conversé con un medico burgués...
... La conversación fue interrumpida por la visita de una paciente. Un pañuelo negro subrayaba la palidez de su rostro. El doctor le entrego una cajita con colorines que contenía un medicamento...
-Es un medicamento muy bueno -le insinuó.
Cuando me despedí del médico, me dijo:
-Era la última cajita que me quedaba. ¡Vaya negocio! Esos ladrones no nos pagan más que el diez por ciento sobre el precio fijo, por el reclamo y la difusión de ese especifico... ¡Increíblemente barato! Otros fabricantes pagan más por tales servicios...

-¡Qué gran felicidad para la familia! ¡Que se les crie robusto y fuerte y que sea inteligente! -le dijo enternecida Kubítskaia.

En nuestra clínica, como en todas, cuando fallecía un enfermo, se convocaba a los médicos a una conferencia de anatomía patológica. Se leía en voz alta la historia clínica, se analizaban los errores cometidos en el diagnóstico y en el tratamiento. Se averiguaba si se había pasado por alto o desatendido algo...
Y aquí surge una idea sencilla y diáfana:
¿Porque convocar estas conferencias cuando ya ha fallecido el enfermo, y no en vida de éste? Los médicos sacan enseñanzas de los errores cometidos, lo cual constituye una ayuda para ellos, pero el enfermo ya no vive.
caza
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