domingo, 7 de agosto de 2011

La historia del gato



Esta historia esta dedicada a Avellaneida (@avellaneida), nuestra colaboradora... Que por el momento se encuentra indispuesta para participar en el E5, pero espero, regrese pronto... Aunque yo la sigo viendo :D espero que ustedes lectores, la vuelvan a ver.

Mientras tanto... FELIZ CUMPLEAÑOS AVELLANEIDA!!!

TE QUIERO!!!

Estaba mirando fijamente al gato; este, estaba echado de costado en el balcón, entre las macetas de los rosales. Tranquilo y sereno el pequeño gato, sus bigotes temblaban de vez en cuando, su sombra se proyectaba al fondo de la habitación.

Mi mirada siguió el contorno de la sombra y fue entonces cuando la vi… Una bella muchacha dando vueltas en la habitación; imaginé que lo hacía porque disfrutaba el vuelo de su vestido. Fue un momento totalmente mágico y bello.

En uno de tantos giros, quedo de frente al gato que estaba echado, tomando el sol; se le quedo viendo y siguiendo los rayos del sol, me miró parado allí, a media calle, así como había hecho yo, solo que a la inversa.

Los dos nos quedamos viendo unos segundos y ella dio el primer paso… Salir corriendo de la habitación.

Después de unos momentos de incertidumbre, vi que la niña volvía a asomar solo el rostro a la habitación; buscando si yo ya me había retirado, pero al volverme a ver y darse cuenta de que nuestros ojos se cruzaron en una mirada, la muchacha se volvió a esconder.

Ya había visto a esta muchachita, era compañera mía en la escuela y por lo que recordaba era una gran fanática de los gatos, en todas sus presentaciones y representaciones.

Sabía quién era, aunque no sabía dónde vivía y aunque me esté sobrepasando con las indiscreciones, les diré que me encantaba esta muchachita.

El descubrirla en esta casa y en esta situación, me causo un increíble revuelo en todas mis entrañas; además de todos mis poros, que empezaron a sobre reaccionar y me hicieron sentir mojado y pegajoso por el sudor; aunque curiosamente las glándulas salivales parecía que se habían ido a huelga, porque mi boca estaba completamente seca, me dolía el tratar de tragar; no sé qué podía tragar en ese momento porque no tenía ni un mililitro de saliva en mi boca.

Pero lo peor no era eso, si no que en la mano izquierda traía una bolsa con huevos; ya que mi madre me había mandado a comprarlos al almacén para preparar el almuerzo del día siguiente. Maldije mi suerte de estar en esa situación, con huevos en la mano y… Una playera con la efigie de Mario Bros… Caramba, ¿Tenía que ponérmela el día doy? ¿Tenía que traer huevos en la mano? ¿Porque demonios no traía puesto un elegante smoking y unas flores en la mano?

No, no debía traer flores porque la muchachita pensaría que serían para alguna otra niña. O tal vez, si debía traer flores para lanzarlas al balcón y decirle desde abajo que se asomara un poco porque no la veía bien… O decirle que dejara caer su largo cabello para poder subir a la torre y así estar con ella.

Mmm, de nuevo mi imaginación creaba más fantasía de la que podía controlar.

Al ver que la muchacha se asomaba un poco por la puerta y buscaba mi presencia en la calle, yo la miré y nuestros ojos se cruzaron, y ella volvió a esconderse.

Deseaba tener algo de valentía para hacer alguna cosa, pues no podía y no debería estar allí parado como un zombi, ¿Qué pensaría? ¿Qué estoy loco?

Tal vez si debería pensar que estaba loco… Pero por ella.

¡¡¡Deja de pensar esas cosas!!! Me recriminé…

Muy bien, hagamos algo, ¿Qué tengo a la mano? Me preguntaba… ¡¡¡Pues tengo huevos!!! Jajaja, en mi mente me reía sin control, mas por nerviosismo que por diversión.

¡¡¡Concéntrate!!! Ok, pensemos… No podemos estar así por mucho tiempo… ¡¡¡Mi plumón!!! ¡¡¡Pues claro!!! ¿Por qué tengo un plumón en mi bolsillo? Creo que de verdad estoy algo loco… ¡¡¡Concéntrate ya!!! Me volvía a recriminar.

¿Y en qué puedo pintar? ¿En los huevos que tengo? Volvía la risa a mi mente… Al menos con las tonterías que pensaba, mi nerviosismo se calmaba.

¿Qué más podía usar? ¿En qué podía escribir un mensaje?

¡En mi playera! Pero en la espalda; porque el dibujito de Mario Bros me encantaba y ¿Cómo podía dañarlo? Ah sí… Concéntrate en tu dibujito y no en lo que realmente te importa…


Deje la bolsa con huevos en la acera, frente a mí y metí mis manos a la playera y haciendo malabares, logre girar la playera sin quitármela y así evitar dejar al descubierto mi torso… Sabía que me estaba mirando la niña y yo no estaba muy estaba muy orgulloso de mi musculoso torso de muchacho flaco. Además el gato también se había levantado y me estaba mirando… Se sentó viendo a la ventana y no perdía detalle de mis locuras.

Vaya tengo púbico gatuno… Ojala trajera atún y no huevos, así seguro lograría convencer al gato aunque sea.

Ya la playera volteada y preparado para pintar, saque mis manos por las mangas y sacando el plumón del bolsillo empecé los trazos… Volteaba a ver si mi público gatuno me seguía mirando y claro, también la muchacha… Ambas estaban pendientes.

¿Y ahora qué escribo? Mmm… ¿Un mensaje de amor? Un poema épico que narre las hazañas del niño de los huevos que rescata a la bella princesa de largo y vaporoso vestido… Y un gato.

Rayos no sabía que hacer…

Y ahora surgía un nuevo problema… Justo al poner la punta del plumón en mi playera para así inspirarme, me vino a la memoria y prácticamente a mis oídos el regaño de mi madre por haber echado a perder la playera.

Y lo que es peor, las burlas de ella, de mi hermano y de todos los que se enteraran de mi redacción de amor en una playera.

¡¡¡Noooo, eso es imposible!!!

Entonces miré al gato y lo miré bostezar, estirarse y parar la cola… Mi público se estaba aburriendo…

Empecé a trazar…

Dibuje dos triángulos y una bolita en el centro, además de unas rayitas a los lados de la bolita central; dos puntitos arriba y separados de la bolita central y una enorme sonrisa gatuna.

Había dibujado un gato en toda la espalda de mi playera, grande para que lo viera la muchacha y también el gato.

Además en un costado escribí en letras grandes, esperando que mi fea letra no importara y que, ¡¡¡Cielo Santo!!! La muchacha le entendiera… Aunque sea que el gato pudiera descifrar mi fea letra.

No miento si les digo que a causa de la emoción y del momento, mi caligrafía salió muy bella, clara y gatuna.

Nuevamente desee traer atún y no huevos de la tienda… ¿Por qué no desayunamos huevo frito? Le había preguntado a mi madre solo unas horas antes… Me maldije y prometí que si esto funcionaba, comería atún el resto de mi vida… Bueno tal vez no el reeeeesto de mi vida, pero si un par de días.

Al terminar mi playera me erguí a todo lo que daba y miré sonriente a la ventana del balcón y señalé mi mensaje a mi público gatuno y a la muchacha escondida en el pasillo.

¡¡¡Pero ya no había nadie!!!

El mundo se me caía a pedazos y me sentí frio y nuevamente maldije los huevos que traía… No sé porque empezaba a odiarlos y a cada vez más, amar al atún.

Desilusionado miré abajo y allí vi a las dos.

A la puerta de su casa y con el vestido que traía puesto cuando la vi en el balcón, estaba la muchacha; sus manos estaban tomadas una con la otra, frente a ella, y el gato (mi público gatuno), me había hecho una ovación de pie (o de patas, daba igual) porque estaba de pie al lado de la chica.

Me acerqué sin dejar de señalar mi mensaje… Di unos pasos y ¡¡¡crack!!! ¡¡¡Rompí todos los huevos!!! ¡¡¡Definitivo, jamás volvería a comer huevos!!!

Al ver como los pisaba, la chica sonrió hermosamente, una sonrisa que me atonto aún más (si es que se podía más).

Y seguí caminando y justo frente a ella me quede quieto esperando su respuesta…

Ella dijo: Miauuu!!!

Feliz brinqué y le volví a preguntar, solo que ahora lo hice con mi voz… Y volvió a decir: Miauuu.

Y así sucedieron las cosas en esa tarde… Desde ese día no volví a comer huevo, me empezaron a gustar los gatos (y a ellos les guste yo) y descubrí como preguntarle si me quería a la niña que más me gustaba.

Les pasaré el consejo… Para tener una novia así de linda como la mía, tienen que preguntar…

Prrrrrmauuuu?

Caza
dedicando

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