lunes, 13 de marzo de 2006

30/11/05 - El Quebranto Universal part.1

El Quebranto Universal

Es solo el comienzo de una historia, que me gustaría que leyeran y me dijeran si les gusta. Esperen los otros cuatro capítulos; créanme cuando les digo que, no es la historia de siempre en cuanto a resucitaciones se refiere.

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El Quebranto Universal



Capitulo 1

Del descubrimiento azaroso.



En ésta época cuando todos piensan que el fin del mundo esta cerca, la gente a comenzado a cometer los más increíbles actos de anarquismo de los que nunca se hubiera pensado posibles.



El ciclo de la vida, se ve interrumpido por ataques y riñas. La vida esta desbalanceada entre el bien y el mal; que no nos sorprenda un “reajuste” hecho por la misma fuerza que nos dio la vida, algo que nos haga estar otra vez en equilibrio.



En una prestigiada universidad de Tokio, un famoso científico discutía con su asistente.

-Doctor, piensa usted que se podrá levantar el sujeto “B375”. –dijo la asistente, con la frente perlada por el sudor-

-Eso espero, por que de no ser así, tendremos que terminar con todos los experimentos. –le contesto apoyando su mano sobre el hombro de su asistente-

-Pero si funciona… también tenemos que terminar con todo, ¿No es así?

-Temo que es verdad Akane… Pero con la última droga que le suministramos tenemos el éxito asegurado…



Unos fuertes golpes en la puerta del laboratorio, interrumpen su conversación; rápidamente el doctor Rumi esconde bajo mantas color hueso, todos los sujetos de pruebas, o como a él le gusta llamarlos: “Futudos” (una contracción curiosa de: Futuro Del Mundo).



El Doctor Rumi comenzó con sus estudios químicos y biológicos desde antes de aprender incluso la tabla periódica de los elementos; ahora es un científico de avanzada edad; prodigio entre sus colegas, por el descubrimiento del OHTGAC-3 una droga capaz de eliminar cualquier tipo de cáncer en las personas.



-Corre a abrir la puerta Akane. –le ordeno dándole un leve empujón-

-Si doctor… -Aun mas nerviosa que antes, llego a la puerta tropezando con un mortero que habían dejado en el suelo, para reposar la sustancia que habían estado probando, pues las mesas de trabajo estaban completamente llenas de los más variados envases y papeles-



Al abrir la puerta, entro un pequeño hombrecillo, con gafas redondas y casi completamente calvo, todavía conservaba ese brillo en los ojos que tienen los científicos realmente apasionados. Al dar unos pasos dentro del laboratorio del doctor Rumi, miro a todos lados, echo un pequeño vistazo a los papeles que había sobre la mesa y leyó: Prueba 1: Futudo A345, sometido a centrifugado con una dosis mayor de la sustancia “azul”

Prueba 35: Después del nada fructífero resultado en las pruebas anteriores, se intentara con solo 2mg de plomo, en la sustancia “verde”.

Prueba 333: Ya que nada resulta, probaremos con alcohol de Pambil, en una proporción de 50/200.



Había demás cosas en estas hojas, aparte de esquemas como brazos de monos (sin piel), piernas completas de orangutanes, torsos y una que otra cabeza de simio, algunos detallados y otros apenas se podía adivinar que eran. El hombrecillo no se sorprendió para nada, acostumbrado a pruebas incluso peores desde que era un estudiante de la universidad de Tokio.



-Dígame doctor Rumi… -Dijo el hombrecillo, lanzándole una mirada desde esos lentes redondos- ¿Cuando cree que termine de probar su nuevo “experimento”? (al decir esta palabra, se noto como lo dijo tan despectivamente que el doctor Rumi se puso nervioso)

-Pues… ya llevamos mas del 70% de lo que podríamos hacer con estos Futudos, pero necesitare más y pronto para finalizar mis pruebas.

-No creo poder conseguir nuevos especimenes, hasta el nuevo semestre… -Dando una nueva mirada a los documentos en la mesa de su izquierda-

-Pero Director Utagi, no podré seguir si no se me proporcionan nuevos Futudos…

-Ya lo se, pero no tenemos recursos para comprar nuevos y en buen estado. ¿Acaso no sabe lo costoso que es importar animales de sitios de crianza, sin que sepan para que son adquiridos?

-Si, lo se… -murmuro el doctor- Pero le aseguro que con solo 5 adultos y unos… ¿Cuántos infantes servirían para las pruebas con el “rojo”? –Le pregunto a su asistente-

-Con unos 3 bastara…siempre y cuando estén sanos –Dijo Akane, levantándose de su banco y caminando hacia los dos hombres-

-Permanece sentada Akane y revisa las formulas del Pengatudil, creo que hay ciertos errores con los exponentes… -Dirigiéndose al director Utagi dijo- Son solo 8 especimenes, creo que es poco… pero podremos terminar con solo siete…

-No se… ¿Esta seguro que terminara junto con la graduación de este semestre? –Apenas había terminado de hablar le dio un acceso de tos, lo que hizo que se retirara y dejara hablando solo al doctor Rumi.-



-No puedo creer que casi al final nos limiten los recursos… -Dijo golpeando la mesa y haciendo bailar los vasos de precipitados con líquidos de todos los colores posibles-

-Pero doctor, dijo el director que trataría de conseguirlos… -Dijo Akane, acercándose al doctor Rumi-

-¿Acaso tu le crees a ese topo?

-Tenemos que creerle, después de todo, de no ser por él no podríamos realizar ésta… -se interrumpió un segundo- estos experimentos.

-Pues si, pero estando tan cerca ¡Detenernos!, me hace rabiar y más cuando inspecciona mi laboratorio con esos pequeños ojos de topo que tiene…



Una explosión interrumpió a los hablantes, rápidamente voltearon a inspeccionar la escena, no sabían que había pasado. Esto es lo que sucedió, un tubo de ensaye se había caído de una gradilla y al caer, había derramado su contenido sobre un vaso de precipitados; esta mezcla hizo una especie de efervescencia, la espuma producto de la mezcla, salio unos cuantos centímetros en el aire; lo suficiente para precipitarse sobre un mechero de Bunsen encendido y esto fue lo que había hecho combustión.



-No me digas que… -Tartamudeo el Doctor Rumi-

-Pues… no tengo ni idea, de lo que paso… pero –Akane muy asustada se interrumpió, al percibir en el ambiente un olor dulce; como el que hay cuando estas cerca de una confitería-

-Doctor, mire eso –apuntando con su dedo a un brazo de orangután que comenzaba a agitarse, como lo hace una serpiente cuando trata de huir de algo-

-Pero, será posible que… -Con más asombro que miedo el doctor Rumi caminaba hacia el brazo, para verlo más de cerca-

-No, doctor no se acerque… -Grito despavorida Akane-

-¿Pero que no lo ves?... es como si… es el mayor hallazgo para la humanidad… hemos creado el elixir de la vida…

-Pero… eso es imposible, no puede ser posible… -Con la cara pálida, comenzó a trastabillar, hasta que por fin se desplomo-



El doctor, no le presto atención al desmayo de su asistente; estaba fascinado con la explosión de vida que ocurría en su laboratorio. Las piernas de los simios comenzaban a sacudirse, los cráneos abrían sus ojos, grandes y opacos. Ahora bien, no recuperaron completamente la vida, solo se agitaban; al menos por ahora.



“Increíble”, pensaba a cada instante el doctor; recuperando un poco la razón, corrió a la puerta y le echo el seguro, para que nadie pudiese entrar, o salir. El doctor solo pensaba en lo que había logrado, en ese momento los aspiradores del techo se activaron y succionaron todo el gas que había en la sala. Todo dejo de agitarse y quedo en silencio el laboratorio.



Fue rápidamente a inspeccionar cada futudo, para tratar de averiguar lo que había sucedido; cual era el proceso químico que había hecho que eso sucediera. No encontró rastro alguno de sustancia o cambio; todo permanecía igual como estaba antes. “Piensa Rumito” (así se llamaba a si mismo) “Que pudo haber pasado”… “En primer lugar deberías ver, que es lo que provocó el humo”… “Pero claro”, pensó rápidamente y girando su cabeza como buscando algo, dio unos pasos atrás; tropezó con Akane, que seguía tendida en el suelo.



-Pero Akane, ya levántate; como puedes estar tendida en estos momentos, no ves lo que significan todos estos acontecimientos… fama, gloria, premios, DINERO… -Se interrumpió con una sonrisa codiciosa, mirando a Akane a los ojos.-



La ayudo a levantarse; Akane, como quien despierta de una pesadilla miraba a todos lados, tratando de comprender que fue lo que sucedió… Soltando un largo suspiro, imaginó que todo había sido un mal sueño y que era imposible que todo cobrara vida.



-Rápido Akane… Despierta y ayúdame a inspeccionar y buscar que fue lo que hizo tal reacción.

-Eso quiere decir que… ¿Doctor? -miro al doctor a los ojos y comenzó a retroceder lentamente hacia la puerta-

-No, no quiere decir nada… ¿Recuerdas que paso? –Dando un paso hacia Akane-

-No estoy segura doctor –Se detuvo en seco y volvió a respirar profundo-

-Muy bien chiquilla, aquí no ha pasado nada; solo te desmayaste al oler el vapor de azufre por tanto tiempo… se te pasara.

-Está… ¿Está seguro doctor? –tartamudeo-

-Pero claro, ¿Qué creías?

-Pues no se… pero claramente vi como todo se movía –señalo las cajitas de petri y las mesas donde estaban las piernas-



El doctor la miro lo más comprensivamente que pudo, tratando de ocultar la verdad; ya que si menos son los involucrados, eran menos las partes en que dividir el dinero que podía obtener.



-Pero hija…-al fin pronuncio el doctor Rumi- ¿Cómo puedes pensar eso?

-Pues…. ¿Me puedo retirar?

-Claro, será mejor que te vayas a descansar; vamos te llevo a tu casa.

-No, no se moleste, quiero caminar un rato.

-Insisto Akane –lo dijo con una llama de ferocidad en los ojos que Akane no pudo rechazarlo-

-Esta bien doctor, vamos…



Después de conducir por unos 15 minutos llegaron al apartamento de Akane. Era un condominio de esos que hay cerca de las universidades, especialmente para estudiantes; era poco lujoso y cada apartamento tenía exactamente lo mismo; una mesa, una cama, un buró, una línea telefónica, un perchero y un televisor. Había un solo baño en el piso, por lo que todos los estudiantes tenían que compartirlo; solo había agua caliente por las mañanas y por las noches. Claro que algunos de los estudiantes habían agregado cosas y muebles pequeños a sus apartamentos, aparte de afiches de cantantes y tablas periódicas por doquier y la mayoría tenia un póster enmarcado de algún científico famoso; Akane tenia a Antoni van Leeuwenhoek (famoso científico holandés; fue el primero que utilizó las lentes como microscopio y fue pionero en descubrimientos sobre los protozoos, los glóbulos rojos de la sangre, el sistema de capilares y los ciclos vitales de los insectos.) en la pared a su izquierda, frente a su cama.



El doctor Rumi se detuvo en la calle y le dijo a Akane:



-Descansa bien y duerme mucho; si quieres, puedes faltar mañana al laboratorio… -se interrumpió unos segundos, como tratando de pensar que más decirle- yo me encargaré de todo, no te preocupes.

-Gracias doctor, es solo un mareo; le aseguro que estaré ahí mañana temprano. –le dijo y abrió la portezuela. Le sonrió al doctor y cerro la portezuela y se encamino a la entrada del edificio-



Ya de regreso en el laboratorio, el doctor Rumi; intentaba por todos los medios averiguar cuales eran las dos sustancias (o más) que habían hecho aquella reacción que lo llevaría a ocupar los mejores puestos de inteligencia y fama entre todos los científicos del mundo.



Después de revisar una por una las sustancias; cosa que le llevo hasta muy entrada la mañana del día siguiente. Logro encontrar las que se semejaban más a las originales; ahora tenia que volver a hacer el experimento, algo que no era para nada sencillo. En primera, tenia hambre; no me refiero a una leve sensación que se satisface con uno o dos emparedados; si no a un hambre atroz, de las que solo se logra eliminar consumiendo un almuerzo enorme. Y en segunda, no sabia ya ni lo que hacia, bostezaba con aire estupido cada dos segundos; así que decidió salir a comer algo y luego descansar un par de horas, no más; para ver totalmente “fresco” el resultado del experimento y tener la mente clara y racional.



Cerca de las 12 del día, el doctor Rumi, ya comido, bebido y dormido; se apresuro hacia su laboratorio, donde lo esperaba una gran sorpresa. A cada paso, dentro de la universidad le invadía un temor profundo, como si alguien constriñera su corazón en un puño. Sujetando su bata blanca, como si con eso solucionara el dolor, aceleró su paso y entro al edificio donde se encuentran los laboratorios. Nadie estaba en los pasillos, al pasar casi corriendo frente a los salones, echaba un vistazo; nadie en los salones.



De frente a la puerta de su laboratorio, el “B1452”; descubrió con horror que la puerta estaba destrozada, como si hubiese sido golpeada con un hacha, dentro todo estaba revuelto y destrozado en el suelo, en un afán por buscar sus documentos más importantes, removió todo; mesas, bancos, carpetas, vasos y probetas. Debajo de una mesa de gran tamaño, descubrió lo que en otros tiempos hubiese sido una extremidad de algún simio, esta se estaba moviendo lenta y tetricamente. Algo realmente escalofriante.



Se levanto tan rápido, que por poco se golpea con un banco que estaba encima de la mesa y sobresalía por un borde; corrió a la puerta, luego por el pasillo; hasta que se encontró frente a la “Dirección de Laboratorios”. No se encontraba nadie, ni secretarias, ni mucho menos el doctor en jefe y al igual que en su laboratorio, todo estaba revuelto y tirado por todos lados.

Continuara...

caza

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